Hay suficiente evidencia científica que avala el beneficio del sueño para la salud y para lograr el bienestar general. Desde fortalecer el sistema inmunológico y mejorar el nivel de azúcar en sangre, hasta reducir el riesgo de sufrir ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares, según la literatura científica existente. En concreto, numerosos estudios ...
Hay suficiente evidencia científica que avala el beneficio del sueño para la salud y para lograr el bienestar general. Desde fortalecer el sistema inmunológico y mejorar el nivel de azúcar en sangre, hasta reducir el riesgo de sufrir ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares, según la literatura científica existente.
En concreto, numerosos estudios realizados a lo largo de décadas han documentado el papel fundamental del sueño en la salud cardíaca y mantener niveles saludables de presión arterial. En 2018, un estudio financiado por el NHLBIenlace llegó a la conclusión de que las personas que dormían menos de siete horas tenían una presión arterial más alta en comparación con las que lo hacían más de siete horas.
Nuevas investigaciones están ayudando a averiguar cómo las características del sueño, el tiempo que se pasa en cada etapa del sueño o la frecuencia con la que uno se despierta por la noche, contribuyen al control de la presión arterial, y también cómo el género también tiene que ver con estos resultados.
"Sabemos que el sueño es muy importante para la salud del corazón. Por eso, estamos tratando de sumar más conocimiento sobre esta conexión, y también cómo el sueño podría estar vinculado a las diferencias de género que vemos en la enfermedad cardiovascular", según la profesora de neurología y medicina preventiva en la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern e investigadora financiada por el NHLBI (EEUU), Marishka Brown. Y es que, hasta ahora, no se sabe bien si las características del sueño cumplen funciones diferentes en un género y en el otro, especialmente en lo que se refiere al la salud cardiovascular, partiendo de que la presión arterial (PA) alta está más fuertemente asociada con el ataque cardíaco en las mujeres que en los hombres. Asimismo, se sabe que la PA sistólica (PAS) como la PA diastólica (PAD) durante el sueño son, por lo general, un 10% más bajas que las PA de vigilia.
Presión arterial y sueño
Al respecto, un reciente estudio de este equipo investigador, publicado en 'The Journal of Clinical Hypertension' se centró en las diferentes etapas y características del sueño para ver qué factores podrían estar asociados con los niveles de presión arterial en hombres y mujeres.
Los autores del trabajo hallaron que las mujeres que mantenían durante más tiempo un sueño profundo tendían a tener una presión arterial más baja que las mujeres que pasaban menos tiempo en esta fase. Sin embargo, en los hombres no se observó una asociación comparable entre la presión arterial y el sueño profundo. Al mismo tiempo, los hombres que se despertaban con más frecuencia después de quedarse dormidos tenían una presión arterial más alta que aquellos que lo hacían con menos frecuencia, mientras que en las mujeres, despertarse después de quedarse dormidas no tenía una asociación comparable con la presión arterial.
Los investigadores utilizaron estudios del sueño realizados en el hogar a más de 1.100 adultos en Brasil que no tenían apnea del sueño moderada o grave (afecciones que ya se sabe que están relacionadas con la hipertensión arterial), aunque algunos participantes sí tenían leve apnea del sueño. Las edades de los participantes del estudio oscilaban entre los 18 y 91 años y el 64 % eran mujeres.
Como parte de la investigación, registraron una noche de sueño mediante polisomnografía, una prueba diagnóstica que mide varias funciones corporales, como las ondas cerebrales y la frecuencia cardíaca durante el sueño, mediante sensores colocados en todo el cuerpo. A la mañana siguiente, tomaron lecturas de la presión arterial y muestras de sangre en ayunas para medir los niveles de lípidos, específicamente, colesterol total, colesterol de lipoproteínas de alta densidad, colesterol de lipoproteínas de baja densidad y triglicéridos. Analizaron los datos en conjunto y también por género. Encontraron diferencias en la presión arterial al comparar las experiencias de sueño de sólo los hombres y sólo las mujeres, y también al comparar hombres y mujeres.
"Los resultados del estudio actual podrían orientar trabajos futuros que exploren los mecanismos subyacentes que pueden hacer que el sueño profundo sea más valioso para las mujeres, en particular. Esto, a su vez, podría conducir a nuevas terapias que mejoren esta etapa del sueño en las mujeres y también para proteger sus corazones", concluyó la prof. Brown.